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Cualquiera que no viva en nuestro estado y que no haya seguido -aunque sea ocasionalmente- la información que diariamente se genera en Morelos, podría pensar que se exagera la situación de la inseguridad.

Desafortunadamente no es así. Ayer mismo recordábamos que desde el año pasado prácticamente cada mes ha sido peor que el anterior en materia de seguridad y ahora, en enero de 2024 se registraron diariamente alrededor de cuatro asesinatos perpetrados con toda la intención de lesionar mortalmente a la víctima, no fueron accidentes o casos fortuitos.

Según se reporta en la nota de nuestra compañera Angélica Estrada que se puede leer en la siguiente página, esta es la quinta ocasión, entre marzo del 2023 y enero del 2024, donde en la entidad ocurren más de 100 asesinatos. El mes de agosto del año pasado, fue el que registró mayor cantidad, al sumar 144, le siguieron diciembre con 129; noviembre con 123, marzo con 116 asesinatos. Enero del 2024 cerró con 117.

El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, una institución federal, calcula que, hasta finales del año pasado, diariamente habían ocurrido 14.3 homicidios dolosos en Morelos y que 2023 es el más sangriento que se tenga registro en el estado.

El homicidio doloso es un crimen extremo, en México es un delito grave que se persigue de oficio, lo que significa que las autoridades están obligadas a investigar y perseguir penalmente a los responsables, incluso si la víctima o sus familiares no presentan una denuncia formal. Esto está establecido en el Código Nacional de Procedimientos Penales y en la legislación penal de cada estado. Es decir, es uno de esos delitos en los que el Estado toma para sí la afrenta y por el que -uno esperaría- todo el aparato de seguridad y de justicia se abocara a su atención.

Sin embargo, como también comentábamos ayer, el homicidio doloso en Morelos no fue el delito de mayor crecimiento pues, también de acuerdo a datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, las denuncias de extorsión aumentaron 280% y 300% en las de delitos cometidos por servidores públicos. El robo de vehículos y la violencia familiar también aumentaron.

Las anteriores son cifras oficiales de las instancias de seguridad federales, no es una aproximación ni una encuesta, son obtenidas por las denuncias presentadas en las instituciones locales y, si consideramos que -también según otra institución federal: el INEGI- en el estado de Morelos solo se denuncia el 9.2 por ciento de los delitos y, de éstos, únicamente se abren carpetas de investigación en el 58.4 por ciento de los casos, tenemos que el estado de Morelos vive en el centro de una vorágine de violencia y de inseguridad. Sin exageraciones.

Este es un panorama del que difícilmente se podría estar orgulloso, lo peor es que no es así.