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En el Morelos actual, lleno de violencia, destrucción y encono, son pocas las buenas noticias. Por eso las historias que levantan el ánimo son escasas, pero siempre muy bien recibidas. Una de ellas es la reapertura, después de siete meses de estar cerrado por obras, de nuestro Jardín Borda reviste una especial importancia.

El edificio construido en el Siglo XVII por el minero José de la Borda es una pieza fundamental en el paisaje de Cuernavaca y por extensión, de Morelos. Ubicado en pleno Centro Histórico de la ciudad, junto a la Iglesia de Guadalupe y frente a la Catedral de Cuernavaca, el Borda es uno de nuestros lugares más apreciados no sólo por su relevancia histórica y paisajista, sino porque hace más de treinta años la fusión de los destinos de la comunidad artística y cultural de Morelos decidió que esa fuera su sede más importante.

La entrega del Borda, postergada más de 50 días entre atrasos de obra y burocráticos, viene en un momento relevante para el centro de la capital morelense. Porque más allá del ruido político y del temor y dolor por la inseguridad, en Cuernavaca están pasado cosas interesantes que nos hacen recordar esa ciudad que nunca se ha ido, pero que a veces se reconstruye en silencio.

El Jardín Borda es una pieza que faltaba al centro de Cuernavaca que, gracias a las modestas acciones del gobierno municipal, y al enorme esfuerzo de quienes ahí viven y trabajan, se ha ido embelleciendo y ofrece espacios cada vez más atractivos para los turistas, pero también a los residentes de la ciudad.

Los restaurantes, cafeterías, bares, espacios culturales y artísticos del centro de Cuernavaca están poniéndose cada vez más bellos, y en sus espacios hacen recordar que, pese a todos sus problemas, la ciudad y el estado tienen forma de salir adelante porque son mucho más grandes que cada reto que se les ha impuesto. La paz que ofrece siempre el Jardín Borda se ha trasladado a otros espacios particulares, como hoteles y restaurantes de la zona y a muchos de los espacios públicos que hace tres o cuatro años lucían abandonados, tirados al olvido por las autoridades y la gente.

La historia de Morelos tiene mucho más significado cuando se vive en el presente, y el centro de Cuernavaca permite en cada vez más de sus rincones rescatar nuestro pasado y habitar la actualidad, lo que nos promete siempre un mejor futuro.

Bienvenido el Jardín Borda como el mayor de los espacios culturales y artísticos de Cuernavaca, su reapertura completará un ambiente que podía existir a pesar de su cierre temporal, pero que le debe su origen y en él reencuentra un nuevo destino.

También en Cuernavaca pasan cosas buenas.