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Para el sector educativo, el mes de marzo bien podría tener solo una decena de días. Las suspensiones por descarga administrativa de hoy, 15 de marzo, por el aniversario del natalicio de Benito Juárez, el lunes 18, son el preámbulo de asuetos para las vacaciones de Semana Santa, del 24 de marzo al cinco de abril.

Más allá de lo merecido que resulta el descanso para miles de maestros y trabajadores de apoyo y asistencia a la educación, valdría la pena reflexionar sobre la pertinencia de los asuetos tan reiterados frente a los resultados educativos que arrojan las pruebas estandarizadas PISA y las de ingreso a la educación media superior y superior, que podrían hacernos pensar en que los descansos y descargas de trabajo docente resultan un exceso y afectan a la niñez y juventud, su rendimiento escolar y el alcance de los saberes y habilidades mínimos deseables para el alumnado de cada uno de los niveles educativos.

Lo cierto es que el calendario escolar ha cambiado poco en las últimas décadas y que el aporte más reciente, conceder un día al mes para consejos técnicos escolares y descarga administrativa de los docentes, deriva más de la sobrecarga burocrática que padecen los docentes que de razonamientos pedagógicos asociados con el rendimiento escolar.

Sin embargo, la realidad es que cada año que transcurre, los egresados de cada nivel educativo parecen tener menos habilidades, menos saberes, menos destrezas, y ello es una muestra de fracaso escolar que, desde un análisis simplón podría atribuirse a las constantes interrupciones de labores educativas. La evidencia, no obstante, apunta a otros responsables de la caída en el aprovechamiento escolar que tienen más qué ver con políticas educativas erróneas, insuficiencias en la capacitación de los maestros, cambios en la forma de adquirir el conocimiento de las nuevas generaciones, y otros elementos que tendrían que revisarse a fondo porque, de nada serviría tener al alumnado más tiempo en las escuelas si se van a seguir cometiendo los mismos errores en la formación.

La realidad de la educación en México debe ser analizada fría y seriamente, sin cargas ideológicas, para lograr el urgente cambio de resultados. Llevar al banquillo las vacaciones o los asuetos como única causa del rezago escolar es tan irresponsable como pretender que no sería mejor que los maestros no tuvieran que utilizar un día de cada mes para hacer los trámites burocráticos que les son impuestos desde la autoridad educativa. Mucho hay que revisar antes de tomar decisiones, pero hay dos temas que parecen urgentes: los contenidos y la forma de transmisión de los mismos en el aula, y la esclavitud burocrática a la que están sometidos los maestros.