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No es por amargar el fin de Semana Santa ni el domingo a nadie, pero es necesario cobrar conciencia de un fenómeno que desde hace años llama la atención a diversas organizaciones internacionales, una de las cuales es la propia Organización de las Naciones Unidas, a través de su Programa para el Medio Ambiente (PNUMA)

El pasado 27 de marzo se conmemoró el Día Internacional de Cero Desechos y el PNUMA dio a conocer su Informe sobre el Índice de Desperdicio de Alimentos 2024 que “proporciona la estimación mundial más precisa sobre el desperdicio de alimentos por parte de minoristas y consumidores”, según la ONU.

En este informe se detalla que “los hogares de todos los continentes desperdiciaron el equivalente a más de 1.000 millones de comidas cada día durante 2022, mientras 783 millones de personas padecían hambre y un tercio de la humanidad atravesaba una situación de inseguridad alimentaria”. Es decir, que todos los seres humanos que hay sobre la faz de la tierra hubieran podido comer y aún así habrían sobrado bastantes dotaciones alimentarias.

Del total de alimentos desperdiciados en 2022, el 60% se desechó desde los hogares, mientras que el 28% correspondió a los proveedores de servicios alimentarios y el 12% al comercio minorista.

Mil millones de comidas diarias directas al basurero es algo que debería hacernos pensar a todos. Esto significa que la humanidad, todos los días, desperdicia el equivalente a más de un billón de dólares, aunque el problema no es de recursos, sino humanitario: al mismo tiempo que se derrocha comida y dinero, hay personas que continúan muriendo de hambre.

Sin ir muy lejos, en nuestro país casi 30 millones de mexicanos viven en inseguridad alimentaria, es decir, no tienen recursos para cubrir su demanda alimentaria diaria de acuerdo al Banco Mundial y del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) y la Secretaría de Salud estima que en 2021 murieron 23 personas diariamente por falta de alimento. Y, al igual que en el resto del planeta, no es que haga falta comida en México pues aquí son alrededor de 25 toneladas de comida las que se desperdician cada día.

El problema parece radicar en los hábitos de consumo y en la falta de una eficiente red de redistribución del alimento sobrante o que, por alguna razón, no se logró vender, falta que, en parte, ayudan a subsanar iniciativas -principalmente sociales- de Bancos de Alimentos que generalmente reciben los alimentos que no se vendieron en, por ejemplo, centrales de abasto y cadenas de supermercados, para hacerlos llegar a familias de escasos recursos por una fracción de su costo en tienda.

Pero no hay que perder de vista que el mayor desperdicio -el 60 por ciento- se genera en los hogares y en sus hábitos de consumo, desde nuestras casas tiramos a la basura una importante cantidad de alimentos -por la que, obviamente, pagamos- que no usamos y que evitamos sin querer que fueran redistribuidos.

Hoy, antes de que vaya al supermercado escombre la alacena y done a un banco de alimentos aquellas latas que no hayan caducado y que no entren dentro de sus planes en el futuro inmediato y, antes de surtir la despensa, examine dos veces su lista de compras, hagámonos todos el propósito de adquirir lo que realmente vayamos a consumir, seguramente nos ahorraremos ese dinero que hoy botamos sin darnos cuenta.