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Aunque pareciera que ya tiene rato, este fin de semana inicia formalmente la temporada de campañas políticas para la gubernatura de nuestro estado.

Las tres candidatas han estado activas concentrando sus fuerzas y cohesionando a sus seguidores y simpatizantes, y algunas de ellas comenzaron a acercarse al público desde el proceso de designación de candidaturas por el partido mayoritario.

Aunque hay voces que reprochan a las autoridades electorales haber sido quizá demasiado flexibles, en todo momento, las candidatas han mostrado respeto a los tiempos electorales y han sido cuidadosas de no infringir la ley electoral adelantando propuestas concretas o invitando abiertamente a votar a su favor.

Pero al parecer están fuertes los golpes por debajo de la mesa, con la intensa guerra sucia de la que varios se quejaban desde la definición de las candidaturas de Morena, cuando empezaron las llamadas “publicitarias” a altas horas de la noche, panfletos, levantamientos de “encuestas” agresivas y sospechosas pintas que, en teoría, eran a favor de algún candidato.

También hubo quejas formales e investigaciones del IMPEPAC que, en ocasiones, abordó los reclamos de aspirantes del mismo partido, lo que daba a pensar que desconfiaban de sus correligionarios.

Desde que la competencia se definió en candidaturas determinadas de grupos políticos específicos, la guerra sucia ha continuado pero las quejas más bien ahora se han enfocado a los grupos rivales y, tanto Margarita González Saravia como Lucy Meza se han quejado de que alguien ha usado su imagen con el fin de desprestigiarlas mediante propaganda falsa.

Como recordábamos arriba, estamos a punto de iniciar las campañas electorales y éste es un proceso que ha sido inédito por diversas razones que no es el momento para examinar, sin embargo las candidatas, sus equipos de campaña y sus simpatizantes, deberían estar a la altura del momento y demostrar que un cargo del nivel de una gubernatura -aunque lo mismo se podría decir desde las regidurías municipales hasta la Presidencia de la República- requiere propuestas y seriedad para asumir un compromiso real ante sus compatriotas. No se van a votar “chambas”, sino la forma en que se vivirá en Morelos durante los próximos años, y eso no es cualquier cosa.

Así como la ciudadanía espera conocer compromisos, proyectos y alternativas de solución a los múltiples problemas, se debe tener claro que cualquier gobernante necesita de la voluntad y de la solidaridad de sus gobernados para poder levar a buen puerto su administración.

Es decir, se requiere empezar verdaderamente con el pie derecho el camino que lleva a la simpatía electoral y hasta al convencimiento de los indecisos, que es el camino opuesto a manchar al oponente con descalificaciones apócrifas que parecieran decirle a los electores que mejor voten por el menos malo.

La dignificación de la política podría empezar por las campañas, por compromisos razonables y alcanzables y, desde luego, cumpliendo las promesas. Cosas de las que seguramente son capaces todas las candidatas a la gubernatura.