loader image

 

El Día del Amor y la Amistad, considerado por muchos como el día más cursi del año, no solo se celebra en nuestro país, son varias las naciones en América y Europa en la que los comerciantes se aprestan a aprovechar el contexto para hacer negocio que deben haber presionado para que cambiara de nombre hace algunas décadas, cuando se conocía como el Día de los Novios.

La tradición pareciera dictar que es una anomalía permanecer en la soltería aunque esto haga felices a más de uno, o que los novios se debe apresurar a formalizar su relación, primero, para correr a casarse después. Es un día lleno de estereotipos que la realidad se encarga de desmentir constantemente.

Ni la soltería es un estado despreciable del que hay que salir lo más pronto posible, ni las relaciones de pareja -sean de los géneros que sean- necesitan de formalidad para hallar su plenitud.

De hecho, la presión social y la normalización de roles en la pareja suelen ser bastante perniciosos en ocasiones, como es el asumir que la mujer -aunque sea una joven estudiante de secundaria o preparatoria- debe someterse al yugo de la dominación de su pareja, aunque sea de su misma edad o género.

Aunque el Día de San Valentín se caracterice por ser un momento de celebración del amor romántico y de la amistad, también ofrece una oportunidad para reflexionar sobre temas serios relacionados con las relaciones interpersonales, como la violencia intrafamiliar, la violencia en el noviazgo y, en general, de la normalización de los roles entre las parejas en los que, generalmente, las mujeres son las que siempre pierden.

La violencia intrafamiliar y en el noviazgo son problemas sociales graves que afectan a un número significativo de personas, independientemente de su edad, género o estatus socioeconómico. Estas formas de violencia pueden manifestarse de diversas maneras, incluyendo el abuso físico, emocional, psicológico, sexual y económico. Lo preocupante de estas dinámicas es que a menudo ocurren en el contexto de relaciones que se supone deben estar basadas en el amor, el respeto y el cuidado mutuo que muchas veces van alejándose hacia el terreno de la utopía conforme pasa el tiempo.

Sin ser aguafiestas, valdría la pena aprovechar la publicidad para transformar los lugares comunes del Día del Amor y la Amistad para promover un cambio positivo en la percepción y práctica de las relaciones interpersonales. La prevención de la violencia en las relaciones comienza con la educación y la sensibilización desde una edad temprana; para hacer entender a los jóvenes la realidad sobre el respeto, la igualdad y el consentimiento en las relaciones de pareja.

Usualmente la vida es mucho más complicada que una caja de chocolates y una tarjeta comprada en la papelería.