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Hace unos días Samuel Sotelo, secretario de Gobierno del estado, sugirió a las mujeres que participarán en la marcha por el Día Internacional de la Mujer de mañana, que se abstuvieran de vestir de negro porque “sabemos que quienes visten así son un poco más agresivas”.

Sería interesante conocer el estudio científico que sostiene su dicho, pues quizá se pueda aplicar a disminuir los índices de violencia que vivimos en el estado que él debería ayudar a gobernar, esta noción cromática del comportamiento también nos podría ayudar a saber en quién confiar y de quienes alejarnos en la calle.

Pero fue una mala idea decirlo y sostenerlo -en efecto, lo dijo públicamente en dos ocasiones- cuando la principal demanda del Día de la Mujer es la libertad de decisión de la mitad de la especie humana, que son, para más señas, de un género diferente al del funcionario. Además, varias colectivas que organizan la movilización del 8M, precisamente habían convocado a las participantes a vestir prendas en color negro en señal de luto por los ya demasiados feminicidios ocurridos en Morelos. En efecto, el negro, en gran parte del globo -México incluido- es señal de duelo.

Ayer tuvo que reunirse personal de la propia Secretaría de Gobierno y de la Comisión Estatal de Seguridad con las principales organizadoras de la marcha del 8M para garantizar que el gobierno estatal sería respetuoso de la forma en que las manifestantes desearan realizar la movilización, incluido el código de vestimenta.

Los representantes del gobierno y de la seguridad tuvieron que apechugar la exigencia de las colectivas de que ninguna expresión de ideas, manifestaciones o actos durante la marcha serán motivo de censura o represión. Incluso tuvieron que prometer que no harían detenciones.

Además, garantizaron que los elementos de seguridad presentes en la marcha serán mujeres y no portarán armas ni instrumentos de sometimiento ni ataque; que se abstendrán de utilizar mecanismos de movilización y gases; y se apegarán a los protocolos internacionales de máxima protección de los derechos humanos respecto a la contención de movilizaciones civiles.

Y todos los acuerdos fueron difundidos por canales institucionales.

Desde luego que los dichos del Secretario de Gobierno pudieran haber sido tomados como una ocurrencia, pero nunca en vísperas del 8M, más bien, algunos los señalaron como una muestra más de la sensibilidad y empatía con la que la administración estatal ha gobernado durante los pasados años.

Otros más opinarían que el jalón de orejas de las colectivas fue ganado a pulso y que al funcionario es al que deberían pintar de negro, como dicen los Rolling Stones.