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Primero, recordemos algunos datos para el contexto: José Medina Mora, presidente de la Coparmex, citó al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública y aseguró que el 65 por ciento de los empresarios en nuestro estado han sido víctimas de la delincuencia tan solo en el último año. Lo que, según sondeos propios de la cámara empresarial, coloca a Morelos por encima del resto de las entidades en cuanto incidencia criminal contra el sector empresarial.

Según los empresarios, los delitos que sufren son robo de mercancías, de vehículos, extorsión y delitos cibernéticos. La criminalidad ha llegado al extremo de que el 40 por ciento de los negocios en la región oriente -azotada por el “cobro de piso”- ha tenido que cerrar de manera definitiva.

Por eso no es de extrañar que, según datos de la Secretaría de Economía, la actual administración estatal sea la segunda peor en este siglo en atraer capitales de otros países a Morelos.

Por otro lado, las Colectivas feministas contabilizan ya 12 feminicidios en lo que va del año, dicen que el clima de inseguridad en Morelos es para las mujeres de auténtico terror.

Y esto es tan solo en notas que coinciden en la edición de hoy y que usted podrá leer enteras más adelante.

Todo esto viene a colación no para insistir en la preocupante situación por la que atraviesa nuestro estado, sino porque el gobernador, Cuauhtémoc Blanco, pretendió revirar las afirmaciones sobre la inseguridad en el estado que realizó Víctor Manuel Mendoza, presidente saliente de la Coparmex en Morelos.

En el evento el que se le dio la bienvenida a Saúl Medina Villagómez como nuevo líder del colegiado empresarial -y a menos de una semana de que agasajara al respetable con la Banda del Recodo después de ofrecerle su quinto informe de actividades-, Blanco Bravo afirmó que “el tema de seguridad no es del gobierno del estado”.

Les recordó que algunos empresarios son amigos de los diputados que no aprobaron un incremento salarial a los policías pues el problema es que se les ofrece un salario insuficiente a los pocos policías que cuidan al estado.

Si es problema de personal, por lo visto de nada han servido tampoco los más de mil efectivos del Ejército y de la Guardia Nacional que han llegado a Morelos entre agosto del 2023 e inicios de este mismo mes y que no han impedido que las cifras de la criminalidad continúen en aumento. Y la culpa no la tienen tampoco los soldados o los guardias.

La criminalidad y la delincuencia que general la violencia y la inseguridad se nutre de múltiples factores como la impunidad -que, de propio, tampoco es un problema sencillo-, de las condiciones económicas prevalecientes, de la deficiencia en la procuración de justicia y de la corrupción, entre muchos otros factores, que hacen crean en conjunto un fenómeno que debemos atacar simultáneamente desde diversos flancos y todos juntos, encabezados, desde luego, por el Estado.

El problema de fondo es otro: como siempre, buscar esquivar el bulto antes de entender el alcance de la verdadera responsabilidad.