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Con la notoria excepción de Emiliano Zapata, que es a todas luces el mexicano universalmente más conocido, no son muchos los morelenses que han destacado en la esfera pública nacional. El Estado de Morelos no ha dado aún, a un presidente de la república, y salvo los casos de Antonio Riva Palacio López y Jorge Carrillo Olea los gobernadores nacidos en la entidad no han despuntado fuera de los limites estatales. Es por ello que es relevante recordar a los morelenses cuyos restos yacen en la Rotonda de las Personas Ilustres en el histórico panteón civil de Dolores en la Ciudad de México.

El camposanto, es el más grande de la capital, se encuentra en las inmediaciones del Bosque de Chapultepec, surgió como consecuencia de las Leyes de Reforma y la separación juarista de la Iglesia y el Estado que se materializo entre varias acciones con despojar al clero del monopolio de administrar el registro de los nacimientos, matrimonios y defunciones, así como de la operación de los cementerios, naciendo a partir de ese momento, el registro y los panteones civiles. Hasta entonces en la Ciudad de México los cadáveres eran inhumados en los templos, atrios e históricos cementerios como el del Tepeyac, San Fernando y Santa Paula.

El presidente Sebastián Lerdo de Tejada decretó en 1872 la creación de la Rotonda de los Hombres Ilustres con la finalidad de contar con un espacio donde se pudiera rendir homenaje y descansaran los restos de personajes que prestaron servicios distinguidos a la patria. En 1876, el gobierno federal adquirió un lote en el recientemente aperturado panteón civil de Dolores y estableció la rotonda.

Ahí yacen los restos de políticos, militares, artistas, intelectuales, científicos, músicos y pensadores entre otros, existen también algunos cenotafios para personajes cuyos restos por alguna razón no se encuentran en el lugar. A partir del 2003 atendiendo una elemental razón de género el espacio mutó su nombre a Rotonda de las Personas Ilustres. La rotonda sigue el ejemplo de diversos espacios en el mundo destinados para los mismos fines, como el Panteón Nacional en Portugal o el Pantheon de Agripa en Roma. Actualmente depende de la Secretaria de Gobernación con un consejo integrado por los titulares de Gobernación, Defensa Nacional, Marina, Educación Pública y Cultura.

En la rotonda se depositaron los restos de Leandro Valle, hijo del Colegio Militar, una de las mejores espadas del bando liberal y mártir de la Reforma, aunque nativo de la Ciudad de México, es asociado al Estado de Morelos ya que su infancia transcurrió en Jonacatepec.

El general Carlos Pacheco, héroe del 2 abril de 1867, fue originario de Chihuahua, pero es recordado como uno de los mejores gobernadores de Morelos y salvador de Cuernavaca, su tumba en la rotonda es una réplica de su famosa estatua frente al Palacio de Cortés.

De los oriundos de Morelos, la rotonda cuenta a Agustín Aragón y León, nacido en Jonacatepec el 28 de agosto de 1870 y muerto en la Ciudad de México el 30 de marzo de 1954. Don Agustín lamentablemente es una figura olvidada en la entidad, pero destacó siendo un morelense de excepción. Participó en la redacción de “México y su evolución social”, como ingeniero trabajó en la Comisión de Límites entre México y Estados Unidos, avezado maestro, fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y uno de los ideólogos más sobresalientes del positivismo, la corriente filosófica tan en boga en el porfiriato y que pugnó por el método científico como el único posible para obtener un conocimiento valido. Al ser diputado por su estado, Aragón y León siempre se distinguió por una honradez intachable.

Los restos de Virginia Fábregas también yacen en la rotonda, nacida el 19 de septiembre de 1871 en la Hacienda de Oacalco en Yautepec y muerta el 17 de noviembre de 1950 en la Ciudad de México, Virginia Fábregas fue considerada con justicia la Sarah Bernhardt mexicana, brilló como actriz de teatro y cine con giras en México, América Latina y Europa, también como una exitosa empresaria teatral. Su talento no le impidió titularse previamente como maestra normalista, a Fábregas la sucedieron en su profesión, su nieto y bisnieto, los actores Manolo Fábregas y Rafael Sánchez Navarro. La Asociación Nacional de Actores a su vez instituyó la medalla Virginia Fábregas.

La obligada asignatura de reconocer a los morelenses destacados y robustecer nuestra memoria e identidad, nos lleva no solo a mantener un homenaje permanente a Aragón y León y a Fábregas, sino a plantearnos la propuesta de crear la Rotonda de los Morelenses Ilustres, tal como lo han hecho otros estados como Coahuila, Hidalgo, Jalisco y Zacatecas con espacios de tributo a sus hijos prominentes.

Tumba de Aragón y León en la Rotonda de las Personas Ilustres / Foto: Cortesía del autor

Escritor y cronista morelense*