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En el 2021, después de nueve años de profunda crisis, el ayuntamiento de Cuernavaca estaba prácticamente en quiebra. Los adeudos superaban los mil millones de pesos y habían sido heredados de las administraciones que encabezaron Jorge Morales Barud, Cuauhtémoc Blanco Bravo y Antonio Villalobos Adán. Buena parte de esos adeudos ya tenían sentencias ejecutorias que obligaban al municipio a pagar por servicios que no se prestaban y por laudos laborales provenientes de juicios no atendidos. Muchos pensaban porque así lo hicieron creer los alcaldes entre 2015 y 2021, que la ciudad no era viable sin el apoyo extraordinario del gobierno del estado que debería rescatar a la capital. Dos años después se hace evidente que lo que padecía Cuernavaca era un esquema de malas decisiones y errores administrativos y uno de corrupción grave.

Sólo en materia de laudos, la administración de José Luis Urióstegui Salgado pudo reducir de 300 a 150 los millones de pesos que el ayuntamiento debe por laudos laborales. Aún con ello le resultará imposible liquidar totalmente el pasivo derivado de despidos aparentemente injustificados de personal que habían contratado Morales Barud, Blanco Bravo y Villalobos Adán; pero en los 25 meses de José Luis Urióstegui al frente del ayuntamiento, no ha habido un solo caso de despido que haya llegado a los tribunales, lo que permitirá que la próxima administración no enfrente problemas mayores de los que encaró la actual en materia laboral.

En todo caso, lo que podría reclamarse es la urgencia de fincar responsabilidades, en la medida de lo posible, a sus antecesores que resultan en gran medida los autores de la crisis económica de la que apenas empieza a recuperarse el municipio. No ha quedado por esfuerzos, la administración de José Luis Urióstegui Salgado ha presentado las denuncias respecto a malos manejos en el pasado reciente del ayuntamiento, buscando fincar responsabilidades en dos vías, primero para en lo posible recuperar algo de lo perdido, y segundo, para que no se repitan los hechos de corrupción y pifias en la administración causantes del endeudamiento enorme que limita la posibilidad de mejorar los servicios públicos municipales.

Mientras todo ello pasa, el ayuntamiento ha logrado aumentar la recaudación y fortalecer sus finanzas, la plantilla laboral actual es sostenible, se ha logrado reducir el monto de la deuda. Pero estos esfuerzos requirieron, en los primeros meses de la administración, el sacrificio parcial de la mejora en servicios públicos que requiere la ciudad. Por ello, los anuncios de obra pública en calles, tuberías, drenajes, seguridad y alumbrado público tendrían que ser entendidos en el contexto de las limitaciones presupuestales que poco a poco se van superando. El esfuerzo parece insuficiente para las necesidades de la ciudad, pero por lo menos ya se puede vislumbrar un futuro para Cuernavaca, y eso debe valorarse.